Quizá esta sea la entrada más dolorosa en este blog. El viernes pasado partió de esta vida, luego de mucho sufrir luchando contra el cáncer, mi esposa Teresa. La conocí en 1969, en aquellos años terribles en los que luchábamos arriesgando el pellejo, por un ideal que luego comprobaríamos que era equivocado y nefasto. Era muy bella. Me acompañó en los años de prisión, yendo religiosamente a la visita. También me acompañó al exilio en Suecia, con nuestros tres hijos. Luego estuvo conmigo en el retorno a Uruguay, el esfuerzo por rehacer nuestras vidas en el país en el que nacimos. Criamos tres hijos hermosos, Pablo, Claudia y Alicia. Y tres hermosos nietos, Bruno, Máximo y Cecilia. Y muchos gatitos como Pillín y Floppy. Y muchas plantas en la casa. Teresa sufrió conmigo la muerte de nuestro hijo Pablo. Hablamos de tantas cosas, mostrándose siempre inteligente y con mucho razonamiento. Fuimos al cine, a comer afuera,leímos juntos y...